En años anteriores conocí bastante de Italia pero nunca había visitado Firenze, sentía que me estaba perdiendo de una gran parte de la historia y cultura Italiana. Por fin este año logré ir. Desde las calles viejas, angostas y encantadoras hasta las múltiples obras maestras que se encuentran dispersas por los museos de la ciudad, Florencia te transporta a la Italia renacentista desde que lo pisas.
Es una realidad que la cantidad de turistas visitando Florencia pueden hacer que tu paseo sea muy agotador. No tengo derecho a quejarme mucho ya que yo también era uno de ellos pero sí recomiendo que vayan en una época baja en turismo.
Tomando en cuenta el poder político que los Medici tenían y el impacto cultural que Florencia tuvo con el resto del mundo, siempre imaginé que la ciudad era más grande. Que no lo sea tiene sus ventajas, por ejemplo, poder conocerla en un solo día. Asegúrate de planear bien tu visita ya que admirando el David y comprando en Via de´Tornabuoni se puede ir todo el día.
Soy una entusiasta de las vistas hermosas sin importar que tenga que subir 463 escalones en la semana más caliente del verano. Para accesar por la entrada principal de la Cattedrale di Santa Maria del Fiore era necesario hacer una fila de dos horas, decidí mejor explorar el famoso Domo de Brunelleschi. Corrí con mucha suerte ya que alcancé a ver un poco de la catedral por dentro y a dar un vistazo muy cercano a los frescos que decoran el interior del domo.
Fue una aventura muy peculiar. Subí por una escalera muy estrecha entre las paredes inclinadas del domo, al mismo tiempo había gente queriendo bajar y en lo único que podía pensar era en aire fresco y un gelato (helado). Finalmente llegué a la cima. La vista es increíble, es el lugar perfecto para liberar tu mente y dejar que vuele un rato.
Llegué a la Galleria dell´Accademia lista para ver el David, una de las obras más famosas de Miguel Ángel. En el tren de MIlan a Florencia me di cuenta de que estaba un poco nerviosa de verlo. A veces te creas expectativas tan altas que no hay forma de que la realidad alcance la imagen que habías creado en tu mente. Pero esta obra maestra sobrepasó mis expectativas. Las proporciones, detalles y la expresión hacen que el David sea perfección pura.
Aún impresionada con el David, continué mi camino hacia la Galeria Uffizi. No tenía mucho tiempo así que recorrí el museo muy rápido para lograr ver cada obra de arte. Cuando llegué a la sala Botticelli no había manera de seguir corriendo. Un grupo muy grande de personas se encontraban admirando la pintura que tanto deseaba ver. Poco a poco fui empujando a la gente hasta que logré estar frente a frente con El Nacimiento de Venus.
Había visto miles de veces esta pintura en libros, pero distinguir cada pincelada por Sandro Botticelli no tiene comparación. Lo único que me pareció un poco extraño fue la viveza de los colores. Yo sé que en general las fotografías son muy editadas pero por alguna razón casi todas las fotos que había visto de El Nacimiento de Venus tenían tonos de aqua y azul muy vibrantes. Teniendo el cuadro frente a mí me di cuenta de que este no era el caso. En general la luz de la obra era un poco oscura. Me pregunto si los colores se han ido desvaneciendo o si este era el objetivo del artista. De cualquier forma es una de la pinturas más hermosas que he visto. Sé que digo mucho esto pero si la han visto en persona estoy segura de que estarían de acuerdo.
Ya casi era hora de partir y con la poca energía restante crucé el famoso Ponte Vecchio. Durante todo el día viajé con mi hermano y mis primos. Florencia en un día es mucho que asimilar. Una vez que llegamos al otro lado del puente compramos una deliciosa granita (un raspado) y nos sentamos en la calle. Sentía que estaba perdiendo tiempo valioso, como para ir a recorrer otro museo. Luego lo pensé de nuevo y me di cuenta que seguramente no iba a tener otra oportunidad de sentarme en una calle de Florencia sin hacer nada por una hora y media.
-Greta.
Fotos por Greta Elizondo y Eugenio Garcia.